domingo, 15 de mayo de 2016

La televisión: su influencia insospechada sobre los niños

La televisión en los niños, vista en exceso, causa daños neurológicos. Ver televisión hace que el cerebro se ponga lento, porque estimula la producción de un patrón de ondas cerebrales lentas que es consistente con una conducta similar a aquella del diagnóstico de déficit de atención. Estas ondas reducen la capacidad del cerebro de procesar a niveles más altos.
La televisión en exceso, causa que el cerebro de los niños pequeños pierda una parte de la etapa del desarrollo temprano, resultando en un funcionamiento cerebral menos que adecuado. El cerebro queda limitado en cuanto a la generación de habilidades creativas y afianzamiento de niveles superiores de pensamiento abstracto.
La televisión lleva al cerebro a un estado de embotamiento. Los problemas de atención empeoran con la televisión y los videojuegos. El ver televisión interfiere en el proceso del cerebro de desarrollar la plasticidad o flexibilidad necesaria para una vida adulta exitosa.
La televisión por su constante presentación de acción y alto nivel de drama, pone a padres y maestros en una tremenda desventaja: ellos no pueden competir contra la televisión y los videojuegos. Los niños acostumbrados a ver mucha televisión se aburren y se desinteresan fácilmente. Los niños con déficit de atención, los cuales no pueden sostener la atención en la mayoría de situaciones normales, logran fundirse con la televisión y los videojuegos, porque estos los sumergen en una especie de estado hipnótico. Luego de varias horas de estar al frente de la televisión, los niños pueden comportarse como zombis y más tarde puede que estén también más hiperactivos.
A mayor exposición a la televisión, más bajo es su nivel de activación psicológica y fisiológica y mayor la dificultad para leer. La lectura induce al cerebro a la construcción de más y mejores conexiones neuronales, lo que permite operar a un grado más alto, mientras que la televisión impulsa al cerebro a trabajar a su más bajo nivel de funcionamiento. Cuanta más televisión ve un niño, menos lee, menos esfuerzo hace en realizar sus tareas, más escollo tiene para prestar atención, más bajas son sus calificaciones y, con frecuencia, es más alta la incidencia de problemas conductuales.
El cerebro opera mediante la activación de pequeños grupos de neuronas que a su vez, interactúan con otros pequeños grupos, formando un circuito neuronal. Luego los circuitos neuronales se van comunicando también entre sí formando grandes sistemas. Cuando el cerebro se involucra en actividades de bajo nivel, que no requieren de mucho pensamiento, y donde hay una atención pasiva, como es el acto de ver televisión, no hay gran activación en la conformación de circuitos neuronales. Por el contrario, cuando se genera un pensamiento complejo, como resolver un problema o imaginar una historia, muchos circuitos neuronales deben entrar en acción. Esto favorece la integración cerebral que es fuente de salud mental. En cambio cuando no hay comunicación entre circuitos estos se van extinguiendo.
El aprendizaje es un proceso activo que necesita de esfuerzo, y en numerosas oportunidades ensayos de prueba y error. Requiere de cierta tolerancia a la frustración y atravesar el fracaso y el tedio. Los niños acostumbrados a ver televisión en exceso pierden estas capacidades. Ellos simplemente deben cambiar de programa cuando ya no les gusta lo que ven o se están sintiendo aburridos. Ver televisión podría estar ocasionando, en especial en niños pequeños, una forma de daño cerebral, debido a la manera en que el cerebro reacciona a esta.
Además, los niños pequeños tienen dificultades en distinguir lo que es real de lo que es fantasía y por ende, pueden sentirse amenazados o asustados con algunas escenas que emiten en la televisión. El miedo puede convertirse en depresión, o expresarse en forma de una reacción explosiva, generando tendencias agresivas. Los niños que observan violencia son más propensos a conductas agresivas. La televisión enseña a los niños que la violencia es un modo de resolver los problemas, y la observación prolongada de esta violencia puede llevar a una desensibilización emocional en la violencia presente en la vida real.
La televisión promueve un estilo de vida sedentaria. Y en muchas ocasiones el ver televisión se acompaña de comer, o “picar” comidas, que pueden estar llenas de grasas y azúcar. Este estilo de vida conlleva la pérdida de masa ósea y desarrollo muscular. Sin un adecuado desfogue de la energía física infantil natural, los niños son propensos a generar un bajo nivel de tolerancia a la frustración, ira, irritabilidad e hiperactividad. Esto sucede porque la televisión estimula reacciones emocionales y físicas sin una correcta liberación de estas.

Sugerencias
·      Los niños no deberían tener televisores en sus habitaciones porque esto los aísla de otros miembros de la familia.
·      Los menores no deben ver televisión antes de los cinco años.
·      Los infantes no deben ver televisión sin la compañía de sus padres hasta los diez años.
·      Limite la televisión a una hora diaria hasta los doce años y de ahí en adelante hasta máximo dos horas, excepto una ocasión especial.
·      Convierta el ver televisión en un privilegio, y que no sea un derecho.
·      No permita que sus hijos estén expuestos a programación violenta o socialmente cuestionable.
·      No tenga miedo de apagar la televisión en la mitad de un programa que sus hijos están viendo, si usted se da cuenta que no es educativo, que es violento o socialmente cuestionable.



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