La televisión en los niños, vista en exceso, causa daños
neurológicos. Ver televisión hace que el cerebro se ponga lento, porque
estimula la producción de un patrón de ondas cerebrales lentas que es
consistente con una conducta similar a aquella del diagnóstico de déficit de
atención. Estas ondas reducen la capacidad del cerebro de procesar a niveles
más altos.
La televisión en exceso, causa que el cerebro de los niños
pequeños pierda una parte de la etapa del desarrollo temprano, resultando en un
funcionamiento cerebral menos que adecuado. El cerebro queda limitado en cuanto
a la generación de habilidades creativas y afianzamiento de niveles superiores
de pensamiento abstracto.
La televisión lleva al cerebro a un estado de embotamiento.
Los problemas de atención empeoran con la televisión y los videojuegos. El ver
televisión interfiere en el proceso del cerebro de desarrollar la plasticidad o
flexibilidad necesaria para una vida adulta exitosa.
La televisión por su constante presentación de acción y alto
nivel de drama, pone a padres y maestros en una tremenda desventaja: ellos no
pueden competir contra la televisión y los videojuegos. Los niños acostumbrados
a ver mucha televisión se aburren y se desinteresan fácilmente. Los niños con
déficit de atención, los cuales no pueden sostener la atención en la mayoría de
situaciones normales, logran fundirse con la televisión y los videojuegos,
porque estos los sumergen en una especie de estado hipnótico. Luego de varias
horas de estar al frente de la televisión, los niños pueden comportarse como zombis
y más tarde puede que estén también más hiperactivos.
A mayor exposición a la televisión, más bajo es su nivel de
activación psicológica y fisiológica y mayor la dificultad para leer. La
lectura induce al cerebro a la construcción de más y mejores conexiones
neuronales, lo que permite operar a un grado más alto, mientras que la
televisión impulsa al cerebro a trabajar a su más bajo nivel de funcionamiento.
Cuanta más televisión ve un niño, menos lee, menos esfuerzo hace en realizar sus
tareas, más escollo tiene para prestar atención, más bajas son sus
calificaciones y, con frecuencia, es más alta la incidencia de problemas
conductuales.
El cerebro opera mediante la activación de pequeños grupos
de neuronas que a su vez, interactúan con otros pequeños grupos, formando un
circuito neuronal. Luego los circuitos neuronales se van comunicando también
entre sí formando grandes sistemas. Cuando el cerebro se involucra en actividades
de bajo nivel, que no requieren de mucho pensamiento, y donde hay una atención
pasiva, como es el acto de ver televisión, no hay gran activación en la conformación
de circuitos neuronales. Por el contrario, cuando se genera un pensamiento
complejo, como resolver un problema o imaginar una historia, muchos circuitos
neuronales deben entrar en acción. Esto favorece la integración cerebral que es
fuente de salud mental. En cambio cuando no hay comunicación entre circuitos
estos se van extinguiendo.
El aprendizaje es un proceso activo que necesita de esfuerzo,
y en numerosas oportunidades ensayos de prueba y error. Requiere de cierta
tolerancia a la frustración y atravesar el fracaso y el tedio. Los niños
acostumbrados a ver televisión en exceso pierden estas capacidades. Ellos
simplemente deben cambiar de programa cuando ya no les gusta lo que ven o se
están sintiendo aburridos. Ver televisión podría estar ocasionando, en especial
en niños pequeños, una forma de daño cerebral, debido a la manera en que el
cerebro reacciona a esta.
Además, los niños pequeños tienen dificultades en distinguir
lo que es real de lo que es fantasía y por ende, pueden sentirse amenazados o
asustados con algunas escenas que emiten en la televisión. El miedo puede
convertirse en depresión, o expresarse en forma de una reacción explosiva,
generando tendencias agresivas. Los niños que observan violencia son más
propensos a conductas agresivas. La televisión enseña a los niños que la
violencia es un modo de resolver los problemas, y la observación prolongada de
esta violencia puede llevar a una desensibilización emocional en la violencia
presente en la vida real.
La televisión promueve un estilo de vida sedentaria. Y en
muchas ocasiones el ver televisión se acompaña de comer, o “picar” comidas, que
pueden estar llenas de grasas y azúcar. Este estilo de vida conlleva la pérdida
de masa ósea y desarrollo muscular. Sin un adecuado desfogue de la energía
física infantil natural, los niños son propensos a generar un bajo nivel de
tolerancia a la frustración, ira, irritabilidad e hiperactividad. Esto sucede
porque la televisión estimula reacciones emocionales y físicas sin una correcta
liberación de estas.
Sugerencias
· Los niños no deberían tener televisores
en sus habitaciones porque esto los aísla de otros miembros de la familia.
· Los menores no deben ver televisión
antes de los cinco años.
· Los infantes no deben ver televisión
sin la compañía de sus padres hasta los diez años.
· Limite la televisión a una hora diaria
hasta los doce años y de ahí en adelante hasta máximo dos horas, excepto una
ocasión especial.
· Convierta el ver televisión en un
privilegio, y que no sea un derecho.
· No permita que sus hijos estén expuestos
a programación violenta o socialmente cuestionable.
· No tenga miedo de apagar la televisión
en la mitad de un programa que sus hijos están viendo, si usted se da cuenta
que no es educativo, que es violento o socialmente cuestionable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario