miércoles, 4 de noviembre de 2015

El Cerebro de los Adolescentes es Diferente

Si usted tiene hijos adolescentes, probablemente se ha sorprendido con algunos de sus comportamientos. Tal vez ha dicho algo como “En qué estaba pensando él cuando hizo X!!!???”

Lo que hoy en día sabemos desde las neurociencias, es que el cerebro del adolescente es distinto de aquel del adulto. Ellos NO piensan igual que los adultos.

Para empezar, la corteza prefrontal -area importantísima del cerebro- no ha terminado de generar todas sus conexiones. Esta es la parte del cerebro encargada de los “juicios” –“Es esta una buena idea?” “Cuál es la consecuencia de esta acción?” Yo siempre pienso que es el area encargada del “buen criterio” (o viceversa), y por eso acostumbro a repetir a mis tres hijos adolescentes que “se manejen con criterio”. No tengo claro que esto sirva de mucho, pero como mamá no puedo evitar dar este consejo!

No es que los adolescentes no tengan corteza prefrontal, sino que iran accediendo a esta más  lentamente. La mielina, capa de grasa que representa la “material blanca”en el cerebro, aún es poca (comparada con la del cerebro adulto). Esta situación hace que las señales o impulsos eléctricos entre las neuronas no sea tan eficientes, lo que lleva a una comunicación ineficiente entre las diferentes áreas del cerebro. Los últimos estudios respecto del tema aseguran que la mielina completa su desarrollo mas o menos entre los 21 y los 26 años. Y pensar que la mayoría de edad es a los 18 en nuestro país…

Por otro lado, la naturaleza también hizo los cerebros de los niños y adolescentes más responsivos al ambiente que los rodea. Esta característica química cerebral es la que permite que aprendan tan fácilmente.

Pero esto no siempre funciona a favor. Las adicciones son en su esencia, una forma de aprendizaje. Y si este cerebro adolescente, que está organizado para crear nuevas conexiones en respuesta a su entorno, consume una potente droga psicoactiva (alcohol, marihuana, nicotina, cocaine, éxtasis, etc.) se está ante la habilidad para la formación de un hábito mucho más robusto, comparado con la de un adulto.


miércoles, 14 de octubre de 2015

La Verdad acerca de los Niños con Déficit de Atención

No se trata de que el niño es “necio”, o que no se esfuerza lo suficiente. Sus comportamientos, como todos los comportamientos, son el producto de eventos fisiológicos en su cerebro, los cuales son difíciles de modular a punta de buenas intenciones. Y mucho menos se van a corregir mediante regaños y castigos permanentes de los padres u otras figuras de autoridad.

En el Instituto Colombiano de Neurofeedback frecuentemente escuchamos las quejas de padres y madres acerca de sus hijos ... “mi hijo nunca sabe qué tareas tiene”, “a mi hija se le olvida traer los libros que necesita para hacer sus trabajos en casa”, “estoy cansada de que me citen en el colegio para hablar sobre el mal comportamiento de mi hijo en clase”,  “los profesores siempre se quejan de su falta de atención y que distrae a los otros niños”, “mi hijo se frustra fácilmente y se pone furioso”, “mi hija necesita monitoreo permanente para llevar a cabo cualquier rutina”, etc. 

También es común escuchar que los niños suelen disculparse por su actuar y/o comprometerse a que no repetiran su “mal” comportamiento, para al día siguiente volver a cometer los mismos errores. Esto, de manera entendible, angustia a los padres quienes lo toman como una afrenta, un acto de desafio, o como falta de voluntad por parte del niño.

La verdad es que los niños con déficit de atención, u otras condiciones que afectan su actuar, ni están buscando ofender a sus figuras de autoridad, ni les falta voluntad.

Ellos realmente quisieran comportarse distinto y ser más asertivos. Pero el déficit de atención es una condición neurológica y por ende, sobrepasa y desborda la voluntad.

Los primeros pasos para apoyarlos es tener clara esta realidad y amarlos incondicionalmente.

Estrés mi Hijo???

El estrés en los niños es mucho más común de lo que tal vez tenemos consciencia. A veces los padres tendemos a trivializar o restarle importancia a lo que para nuestros hijos son sensaciones y vivencias generadoras de desasosiego. El colegio, las actividades extracurriculares, los cambios familiares, y las relaciones con los compañeros entre otras circunstancias, pueden ser fuente de preocupación en los niños. Podemos caer en el cliché de que la infancia es una época de felicidad pura, cuando la realidad es que esta etapa de la vida tiene tantos desafíos como cualquier otra época -recordemos que es un momento de permanentes cambios físicos, emocionales y cognitivos.
Cuando nos interesamos en sus experiencias y les demostramos nuestra compresión, respeto y empatía frente a aquello que les inquieta, apoyamos un aumento de su confianza y bienestar. No se trata de  “apoyarles la debilidad”, o alimentarles sus angustias, pero sí de que se sientan comprendidos sin juicio alguno.
La agresividad, la falta de concentración, una baja en el rendimiento, las dificultades de comunicación, y la aparición de trastornos en alimentación, etc. son algunas manifestaciones de estrés en niños y adolescentes. Es importante tomar medidas en este caso cuanto antes ya que el estrés mal manejado puede desencadenar problemas mayores, incluso trastornos a futuro.   
En ocasiones, este estrés viene asociado a problemas concretos que cada vez afectan más a los niños, como los problemas de atención y aprendizaje –o más específicamente, el déficit de atención y el déficit de atención con hiperactividad.
En el Instituto Colombiano de Neurofeedback y nuestro método de frecuencias infrabajas brindamos un entrenamiento cerebral personalizado, el cual de manera no invasiva, ayuda al desenvolvimiento de todo el potencial de los niños, mientras los síntomas del estrés disminuyen. Esto redunda en el fortalecimiento de su autoestima y seguridad, la superación de miedos, y la construcción de una mayor resiliencia en su adaptación a la vida diaria.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Las Habilidades Sociales en los Niños

Una parte muy importante en la vida de los niños es el hacer amigos y experimentar el sentirse “parte de…”. Esto puede en algunas ocasiones convertirse en un reto. Pero si el conectarse con otros es para el niño una dificultad que resulta ser más la norma y no la excepción, esto posiblemente es un signo de que existe una condición más global.

Con frecuencia, la dificultad constante para socializar, forma parte de trastornos mayores. Se habla en estos casos de: el déficit de atención e hiperactividad, el trastorno de habilidades no verbales, y el trastorno de comunicación social. El denominador común en todas estas condiciones es una tendencia a perderse las claves sociales, una dificultad para interpretar las claves no verbales del entorno –tales como el lenguaje corporal, las expresiones faciales, y el tono de voz-, presentar conductas que afectan las habilidades sociales, y/o tener dificultades con el lenguaje hablado.

Es importante que los padres tomen acciones y soliciten ayuda para sus hijos en la superación de este tipo de situaciones, ya que por lo general, estas no son condiciones que desaparecen con el crecimiento y sí pueden mellar la autoestima de los individuos.

A continuación compartimos el testimonio de la mamá de un paciente (con su consentimiento) narrando su experiencia con neurofeedback en nuestro instituto:

Para mi esposo y para mi el neurofeedback fue el recurso efectivo, tras meses de búsqueda de una ayuda para nuestro hijo de 5 años con su falta de habilidad en destrezas sociales que había comenzado a afectarlo anímicamente.
En ese momento a nuestro hijo le incomodaba enormemente hacer contacto visual o tener una muestra de afecto como un abrazo, tanto con niños como con adultos (a excepción de nosotros dos); así mismo, tenía dificultad para centrar la atención en clase y no sabía cómo vincularse a los juegos con la naturalidad en que la mayoría de los niños lo hacen, por lo que intentaba controlar el juego y ordenar lo que cada niño debía hacer, lo que generaba que los compañeritos se alejaran de él.
La decisión de buscar ayuda la tomamos al ver como la sonrisa y alegría de nuestro hijo desaparecía día a día luego de cada jornada de colegio; en donde él interpretaba cualquier roce de algún niño inquieto como algo personal, un gran conflicto del que debía defenderse; se sentía muy triste por no tener un grupo de amigos con quien compartir en los recreos, tratando de retener a toda costa a su único amiguito, que muchas veces jugaba con otros niños también, lo que lo entristecía aún más. 
Poco después de iniciar las sesiones de neurofeedback comenzamos a notar la mejoría en su estado de ánimo, comenzó a quitarle importancia a los niños inquietos, no se incomodaba con los abrazos de saludo de los abuelos y abuelas, comenzó a notar que debía mandar menos a los niños e interesarlos más en sus juegos; hoy, dos años después se sigue vivenciando ese gran cambio reflejado en sus sonrisas, tranquilidad y forma de afrontar sus retos diarios; en fin, una serie de cambios sutiles en la forma de recibir la información de las relaciones interpersonales que le abrió un camino antes inexplorado para conectarse con la gente y que cada día se amplía más y más.
El neurofeedback para nosotros no se trata de una herramienta sino de los cimientos mismos, que se desarrolla en la persona como un proceso natural y exponencial, mientras juega o se divierte viendo una película.

(Alexandra Loaysa: mamá de un niño de 5 años).

Independientemente del diagnóstico, lo que nos interesa en el Instituto Colombiano de Neurofeedback es entender la sintomatología para elaborar un entrenamiento cerebral que sea personalizado.

domingo, 2 de agosto de 2015

Autismo y Neurofeedback

El misterio del autismo está siendo gradualmente decodificado. Desde un punto de vista neuropsicológico, entendemos el autismo como un problema del desarrollo del hemisferio derecho, lo cual resulta en un retraso en las habilidades de comunicación, de relación y de vinculación. También predomina, por lo general, un sistema nervioso sobreactivado que interfiere con la habilidad del niño para estar presente, hacer contacto visual, y donde incluso una mínima cantidad de información a nivel sensorial se experimenta como abrumadora.
El autismo no posee una sola causa ni una única forma de abordarlo. Una variedad de alternativas están emergiendo, cada una contribuyendo de alguna manera en el mejoramiento de la funcionalidad del niño.
Estudios clínicos recientes indican que el entrenamiento directo de la actividad cerebral puede ser de un beneficio aún mayor para los niños autistas, que cualquier otra forma de tratamiento disponible. Esta técnica se llama Neurofeedback, y consiste en medir las ondas cerebrales a través de un EEG y reforzar al niño por mejorar su “comportamiento cerebral”.
Esta sencilla técnica de condicionamiento es una especie de ejercicio para el cerebro, mediante el cual este es desafiado momento a momento a que se dirija hacia estados más funcionales, y gradualmente el cerebro aprende a mantenerse ahí. Por intermedio de este entrenamiento cerebral, este sistema nervioso altamente activado se va calmando.
El entrenamiento también puede ser dirigido hacia la promoción de la regulación emocional, de manera que los niños son ayudados en sus relaciones con sus padres, hermanos, y pares. Más aún, el entrenamiento puede ser direccionado hacia la ayuda del funcionamiento del lenguaje. El control motor normalmente también se beneficia.
El entrenamiento puede también mejorar el funcionamiento físico. Muchos niños autistas padecen, por ejemplo, de estreñimiento, y a través del Neurofeedback, este asunto puede resolverse en forma eficaz. Otros niños pueden presentar sensibilidades a nivel auditivo y visual o táctil, y estas pueden ser calmadas de igual forma.
El Neurofeedback no debe hacerse en remplazo de los tratamientos médicos (si los hay) sino como complemento de estos. Claramente las posibilidades de mejorar los resultados se potencializa al combinar Neurofeedback con lo mejor de los enfoques bioquímicos, nutricionales, farmacológicos y toxicológicos. Toda terapia progresa de una mejor manera si el cerebro del niño está funcionando más óptimamente.
El estudio reciente mencionado arriba hallo una mejoría sintomática promedio de 42% en 20 niños autistas después de sus primeras 20 sesiones de entrenamiento. Un 40% de cambio es de por sí significativo, sin embargo, Neurofeedback no ha agotado sus resultados a las 20 sesiones. La mayoría de los niños se continúan beneficiando a lo largo de más sesiones.
Un buen número de niños autistas logran ser relevados de su medicación durante este proceso. Con el tiempo, es posible incluso que un niño “pierda” su diagnóstico de autismo.
Traducido y editado por Virginia Rojas Albrieux de un artículo original de Siegfried Othmer