Los bebés entre los 8 y los 14 meses frecuentemente presentan lo que se
denomina en psicología, ansiedad de
separación de sus figuras parentales. De hecho, muchos menores atraviesan por
una fase en la que pueden tornarse extremadamente ansiosos acerca del mundo –para
ellos inmenso y desconocido–, lo que hace que procuren aferrarse a sus padres
en busca de sensación de seguridad. Sin embargo, si estos miedos se perpetúan
más allá de los 6 años y duran más de un mes, puede que el niño esté sufriendo
de ansiedad de separación.
Un infante con ansiedad de separación evidencia sentimientos de nerviosismo y temor si es separado de sus seres queridos, generalmente sus
padres. El niño muestra miedos poco realistas acerca de lo que podría suceder
si su persona amada se va, temiendo que algo malo le pase durante el tiempo que
esta no está presente. Esta ansiedad genera un estrés significativo en el niño
que menoscaba su habilidad para funcionar en la vida diaria. Las actividades
normales tales como jugar con sus pares o ir al colegio causan angustia severa en
él.
En efecto, muchos niños con ansiedad de separación se niegan a ir al
colegio para poder quedarse con su cuidador. El solo pensar en alejarse de sus
seres queridos podría hacer que el pequeño desarrolle síntomas físicos por lo común
asociados con la ansiedad como dolores
de cabeza y de estómago. El trastorno de ansiedad de separación puede
también afectar hábitos del sueño,
ya que los menores que lo padecen podrían no querer irse a dormir cuando saben
que sus seres queridos no están cerca. Otros síntomas de la ansiedad de
separación incluyen pesadillas relacionadas
con estar apartado de sus padres, enuresis nocturna (orinarse en la cama), pataletas
y súplicas para que sus seres queridos se queden cerca de ellos.
La ansiedad de separación es por lo corriente el resultado de eventos traumáticos significativos en
la vida del niño, por ejemplo una hospitalización,
cambios de ambiente o la muerte de una mascota o de alguien
cercano. Adicionalmente, si alguno de los padres sufre de ansiedad o de algún
trastorno asociado, la probabilidad de que el infante desarrolle ansiedad de
separación es aún mayor. Si un niño con trastorno de ansiedad de separación se
trata tempranamente, este puede vivir una vida más saludable y más estable en
el día a día. Si la ansiedad de separación no se atiende y trata, puede continuar
en la adolescencia y adultez.
Neurofeedback es un entrenamiento dirigido a la función
cerebral, a través del cual el cerebro aprende a funcionar más
eficientemente. Se observa el cerebro “en acción” momento a momento. Le
mostramos esta información a la persona, de manera que el cerebro pueda
retroalimentarse acerca de su propia actividad y desarrollar cambios hacia
patrones de funcionamiento más apropiados. Esto es un proceso de aprendizaje gradual, y aplica a cualquier aspecto de la
función cerebral que sea medible. Neurofeedback, también denominado EEG Biofeedback, se basa en la
actividad eléctrica del cerebro, reflejada en el electroencefalograma o EEG. Se
trata de un entrenamiento en autoregulación. La autoregulación es parte
necesaria de una buena función cerebral, y es por esto que un entrenamiento en
autoregulación permite que el sistema nervioso central funcione mejor.
Neurofeedback aborda las áreas en el cerebro que están teniendo problemas
para funcionar en forma calmada y eficiente, y corrige la función cerebral sin el uso de medicamentos.
Neurofeedback es seguro para los niños por tratarse de un proceso completamente
natural y sin efectos secundarios.
Cuando el cerebro aprende a funcionar de manera óptima, el niño que sufre
ansiedad de separación será capaz de enfrentarse a situaciones donde es
separado de sus seres queridos. Los síntomas psicológicos se abordan y corrigen
dentro del cerebro, lo cual resulta en la eliminación de los síntomas físicos.