Es aún frecuente que se crea que nacemos con toda la
cantidad de células cerebrales o neuronas que
tendremos para la vida. Y es por esta razón que algunos científicos consideran que el daño cerebral es irreversible, la enfermedad
neurológica imparable, y el declive
cognitivo una cuestión inmodificable; aún hay mucho desconocimiento y confusión respecto del tema. Pero estudios en la última década, encabezados por las neurociencias,
demuestran en forma fehaciente, que incluso los cerebros adultos generan nuevas
células. Desde entonces, mucha de la
investigación de esta disciplina, está en este momento concentrada en este tema y
posiblemente pronto empezaremos a tener noticias acerca de cómo el fenómeno de la neurogénesis, intervenido por la ciencia, podrá ser utilizado en pro del bienestar del hombre.
La neurogénesis es el proceso mediante el cual nacen
nuevas neuronas. Pero para que esto suceda, deben también morir otras. El solo hecho de que mueran
neuronas desencadena ciertos “factores de crecimiento” en el cerebro que
estimulan la formación de otras nuevas. Este proceso
permite que el nacimiento de neuronas se mantenga dentro de cierto rango, y de
esta manera se asegura que los circuitos cerebrales funcionen siempre bien – al
menos en condiciones normales – porque hay una renovación controlada.
En general, todo lo que favorezca
la salud cerebral favorece también
la neurogénesis. Resulta de gran interés conocer qué la incrementa y qué la reduce, ya que aumentarla redundaría en el mejoramiento de la memoria, el estado
de ánimo, y la prevención del declive cognitivo asociado a la edad.
Durante el envejecimiento, el
proceso de neurogénesis va cambiando, y mueren más células
de las que nacen. Adicionalmente, hay factores de tipo comportamental,
ambiental, farmacológico y bioquímico que pueden afectar de manera negativa la
neurogénesis, y otros que se sabe la
estimulan. Sobre algunos no tenemos mayor control, pero sobre muchos de ellos sí!
El ejercicio cardiovascular, así como también el yoga, por ejemplo, son poderosos métodos para promover la neurogénesis. Tienen amplios beneficios para la salud
mental y física y además ayudan a aliviar el estrés - el cual bloquea la neurogénesis! Algunos estudios han demostrado que cuanto
más frecuentemente se ejercita,
mayores son los beneficios.
Ahora bien, es importante que
también estas nuevas neuronas sean
estimuladas a través de interacción social o de ejercitarnos mentalmente para que
ellas se integren a circuitos cerebrales ya existentes, o vayan generando
nuevos. Cuando las recién nacidas no son estimuladas,
mueren (por falta de uso). Mantenernos activos mentalmente, aprendiendo cosas
nuevas, retando el intelecto, así
como también compartiendo con otras personas,
son costumbres positivas para nuestra salud cerebral. Los seres humanos somos
genéticamente “gregarios”; nacimos
para socializar, y el aislamiento nos deteriora.
La deprivación del sueño es, definitivamente, una contra de la neurogénesis, así como dormir bien la estimula. El sueño es una necesidad biológica y durante este el cerebro entra en un
proceso de desintoxicación – se libera de desperdicios
producidos por las neuronas.
La dieta juega un rol
significativo sobre la salud cerebral y la neurogénesis. El exceso de azúcar refinada, por ejemplo, tiene un efecto
negativo sobre el cerebro, y las comidas procesadas y refinadas deberían evitarse. Algunos alimentos tienen un efecto
directo sobre el proceso de la neurogénesis y la salud cerebral en general. Se sabe
por ejemplo, que la cúrcuma contribuye de manera muy
favorable y adicionalmente tiene propiedades antidepresivas bastante poderosas.
Estudios muy recientes aseguran que el aceite de coco tiene asombrosos
beneficios sobre el declive cognitivo. El omega 3 es también fuente de salud cerebral. Yo prefiero la de
origen vegetal, presente en las semillas de chía, las nueces, la linaza y el cáñamo. Seguir una dieta con restricción calórica (reducción de ingesta de calorías con nutrición optima) se asocia a un aumento de los
factores neurotróficos derivados – una familia de
proteínas que favorece la neurogenesis y
la supervivencia de las células neuronales. Esta dieta también favorece la longevidad en general.
Se conoce que el uso crónico del alcohol es uno de los hábitos que más deteriora la neurogénesis, al igual que el cigarrillo y las
sustancias psicoactivas.
Finalmente, la meditación –cuyos efectos ya constituyen un subcampo de
estudio dentro de la investigación
neurológica- induce una cantidad de
cambios bioquímicos y físicos denominados globalmente como la
“respuesta de relajación”. Una de las transformaciones
que se han podido medir es sobre la química y estructura cerebral. Por ejemplo, en un
estudio de la Universidad de Massachusetts sobre
Mindfulness – un modo particular de
meditación – las personas que meditan podrían estarse beneficiando de un crecimiento a nivel
neuronal. Se observaron cambios medibles en la densidad de la material gris de
los cerebros de un grupo de meditadores que practicaron durante ocho semanas
por 30 mintuos diarios.
La salud cerebral es esencial para todos los aspectos
de la calidad de nuestra vida. Cuando nuestro cerebro trabaja bien, nosotros
trabajamos bien, porque de él depende
nuestro funcionamiento físico, nuestro
desempeño mental, nuestro equilibrio
emocional, la calidad de nuestro sueño, etc.
Mantenerlo en óptimas condiciones depende en gran parte de nosotros,
de las decisiones que tomamos, y de nuestro hábitos
y estilo de vida.