El
síndrome postconmoción cerebral o síndrome postconcusión se manifiesta a
través de síntomas que una persona puede experimentar durante semanas, meses, o
en ocasiones hasta más de un año después de una concusión cerebral. El
síndrome puede ocurrir como producto de una lesion traumática leve, moderada, o
grave del cerebro, y los síntomas pueden ser físicos, cognitivos, emocionales
y/o comportamentales.
Los atletas jóvenes,
particularmente aquellos que se desempeñan en deportes de contacto, tienen un
riesgo significativamente más alto de padecer síntomas postconcusión, comparado
con los jugadores mayores. Al menos a esta conclusión llegó un estudio
publicado la semana pasada en el Journal of Pediatrics (http://blog.designsforhealth.com/si-42214/young-athletes-have-an-increased-risk-of-prolonged-post-concussion-symptoms) realizado con
adolescentes varones jugadores de hockey sobre hielo. Esto nos lleva a
reflexionar sobre opciones dirigidas al cuidado de estos cerebros aún en
desarrollo y los golpes en la cabeza asociados a los deportes de contacto.
Los tratamientos médicos para los
síntomas postconmoción han consistido básicamente en opioides (para los dolores
de cabeza), antidepresivos, antinauseas, antivértigo, y estimulantes, así como
también medicamentos para aumentar los niveles de ciertos neurotransmisores.
Sin embargo, creo que es importante entender que estos medicamentos no dan la
solución. No abordan la dificultad que subyace. Los dolores de cabeza y el
vértigo no son el problema. Son síntomas del problema. Enfocarse en los
síntomas puede distraernos y que ignoremos el asunto real: hay una disrupción de
la organización de los circuitos neuronales, producto del sarandeo ocasionado
en el cerebro dentro del cráneo con el golpe. Se ha generado una desregulación
a nivel funcional en la comunicación entre las neuronas, la relación entre
estas se alteró, y esto es lo que trae como consecuencia la sintomatología.
Ante esta situación, el cerebro
entra espontáneamente en una autorecuperación que está sujeta a un período de
tiempo – generalmente hasta 18 meses – donde los circuitos o redes se
reorganizan y buscan al máximo regular y restablecer lo mejor posible sus
comunicaciones. El Neurofeedback, tratamiento no invasivo que entrena las ondas
cerebrales, facilita y acelera este proceso en la condición del síndrome
postconmoción.
Neurofeedback
no está haciendo nada al cerebro, en el sentido que no impone, ni dirige que es
lo que este debe hacer. Pero sí muestra al cerebro lo que este está haciendo
para que pueda encontrar el camino hacia su propia recuperación. Le da
información al cerebro acerca de su propio comportamiento. Neurofeedback podría
entonces ser entendido como una técnica de rehabilitación, o una rehabilitación
cerebral, realizada a través de tecnología.
Esperemos que, dentro de pocos
años el Neurofeedback – y particularmente Neurofeedback en Frecuencias
Infrabajas – sea entendido como el recurso apropiado para el manejo de fondo de
las conmociones cerebrales, incluso dentro de la comunidad médica.
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